Sociedad

El cuerpo de Bianca y la mente de Kanye: entre la provocación y el poder

Kanye West podría catalogarse de "polémico" si no fuese directamente un hater. Luisina del Pilar analiza las estrategias provocadoras de un artista que hace tiempo eligió escandalizar antes que crear.

Luisina del Pilar Acosta

Se instalan sobre el tapizado de color rojo, ambos con expresión ausente. Él se para con las piernas exageradamente abiertas y se enfrenta a las cámaras, desafiante. Su pareja, impredecible, hace el movimiento contrario, no sin antes consultarle algo a su acompañante. Luego deja caer el enorme tapado negro que la recubre, para revelar su cuerpo completamente desnudo, mientas su marido, vestido con todas sus ropas, asume el papel de supervisor detrás de ella. Los flashes apuntan a la vulnerabilidad de Bianca, con su mirada incómoda y las poses de modelo ejecutadas al pie de la letra. 

En la mirada de aprobación y las indicaciones sutiles de su mano puede verse que es idea de él. La mente - no tan maestra- detrás de una desconcertante y por qué no, alarmante obra. ¿Alarmante por el desnudo? o ¿alarmante por quien está detrás de él?

Bianca Censori, modelo y esposa del reconocido y también despreciable rapero, Kanye West, se desnudó - y fue desnudada -  frente a las cámaras en la alfombra roja de la última ceremonia de los Grammy. Pero Bianca puede ser solo una víctima de las trágicas ocurrencias de un rapero con un largo historial de calamidades. 

Quizás muchos nos sintamos infractores por darle atención al magnate del escándalo vacío, pero lo cierto es que cada movimiento es tan estridente que, en el caso del volátil mundo de las redes sociales, cada acto de “Ye” prende como hoja seca. Y a la vez, nos hace cuestionar, no con los mejores motivos, pero al menos nos obliga a preguntar sobre los órdenes de la sociedad.

Un antecedente explosivo

Medios de importante renombre se encargaron de enumerar el retorcido currículum de "Ye". La Rolling Stone describió a su retórica como “extrema” y que la preocupación del rapero rara vez era otra cosa que "poder y atención”. En el informe se describen toda clase de actos desafortunados que van desde su propia comparación con Hitler en el 2011 hasta su vestimenta en un desfile de la Semana de la Moda de París en 2022, que los activistas de Black Lives Matter calificaron como discurso de odio, sin obviar los repetidos comentarios antisemitas en twitter; su amistad con Donald Trump y su emoción por la “construcción del muro” en la campaña presidencial de Estados Unidos.

Eugene Robinson, periodista del Washington Post, abre el debate preguntándose “qué tipo de persona negra está dispuesta a apoyar a los conservadores”. Más adelante en el mismo artículo, el escritor dictamina que estas actitudes son un claro “desprecio por sí mismo”. 

Defender lo contrario

La Dra. María Gabriela Córdoba, psicóloga, post doctora en estudios de género y docente de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNT plantea que es una cuestión compleja y que ha sido analizada desde perspectivas psicológicas, sociológicas, estudios de raza y género. “Cuando una persona adopta posturas que parecen ir en contra de su propia comunidad o identidad, pueden estar en juego múltiples factores, como el deseo de diferenciación, la internalización de discursos dominantes y dinámicas de poder particulares”, advierte la especialista. 

Córdoba resalta que las diatribas racistas y las actitudes contradictorias de West pueden analizarse desde una perspectiva psicoanalítica con el fenómeno de la identificación con el agresor. Allí “una persona asume los valores de quienes históricamente han ejercido poder sobre ella como una forma de sentirse parte de ese grupo y evitar la vulnerabilidad de ser oprimido”, dice la licenciada en Psicología.

Pero la especialista repara en una peculiaridad que hace diferente al caso del polifacético artista ya que detrás de sus actitudes están en juego estrategias políticas y económicas. “Kanye West no es solo un individuo, sino una figura pública con intereses comerciales. Su postura provocadora y disruptiva lo mantiene en el centro del debate mediático, lo que refuerza su marca personal y su poder en la industria”, señala la Dra. Córdoba. 

Intenciones de desnudar

Kanye se define como “librepensador” y en 2015 le contó al New York Times que él “no era una celebridad, era un activista”. En la última edición de los Grammy el rapero parece haberle hecho caso, nuevamente, a lo que él llama su “genio sin igual”. Sin embargo, por primera vez él no es el protagonista de sus ideas descabelladas, sino su esposa, Bianca Censori. En realidad, quizás solo el cuerpo de Bianca. 

La alfombra roja fue testigo de los movimientos disruptivos de Kanye que tomaron como blanco el cuerpo de la diseñadora australiana con la que contrajo matrimonio hace dos años. Y los intentos de quitarle la ropa públicamente no quedaron allí, ya que “Ye” ahora también promociona una película producida por él que se titula “Bianca”, y, cómo era de esperarse, el banner publicitario es su esposa, desnuda de cuerpo completo. 

Agencia o norma patriarcal

Estas acciones del rapero han vuelto a poner en discusión hasta qué punto el cuerpo femenino desnudo es un acto de liberación o revolucionario y cuándo simplemente responde a una artimaña del patriarcado. Para la doctora Córdoba, “la respuesta no es dicotómica, sino que depende del contexto y de quién detenta el control sobre esa exposición del cuerpo”. 

La especialista repara en la historia de la desnudez femenina dentro de las órdenes del patriarcado, y advierte que la libertad se pierde cuando los cuerpos se vinculan a los estándares hegemónicos de belleza y se vuelven un espectáculo para la mirada masculina. “Cuando la exposición del cuerpo está mediada por la exigencia de encajar en un ideal estético y vender una imagen, responde a estructuras patriarcales y capitalistas que capitalizan la sexualidad femenina”, advierte la especialista. 

Pero el desnudo también puede escapar de las garras de los estereotipos y mandatos que intentan imponerse sobre las mujeres y ser una “herramienta de agencia y apropiación”, afirma la psicóloga. “Cuando es decidida, cuando desafía los mandatos de pureza o los binarismos de género, puede convertirse en un acto político. 

“Artistas que han usado la desnudez para denunciar la censura del cuerpo femenino o para desexualizarlo han demostrado que la exposición del cuerpo puede ser una afirmación de autonomía”, señala. 

A la hora de preguntarnos si la desnudez femenina es revolucionaria o no, Córdoba nos recuerda que se debe prestar atención a quién toma la decisión así como “el significado  que cada mujer le da a su propia desnudez”. “Preguntarnos si responde al patriarcado implica analizar si hay agencia real o si sigue operando un mandato de exhibición para el consumo. La diferencia está en quién tiene el control sobre el cuerpo y su representación”.

Lo que pasó con Bianca en los Grammy admite solo más preguntas. “¿Fue una decisión compartida o impuesta? ¿La mujer en cuestión sintió que tenía libertad para decir que no? Es ahí donde podemos ver si hay un ejercicio de poder desigual”, concluye la especialista. La diseñadora no opinó sobre la escena e incluso desactivó su cuenta de Instagram tras rumores de separación, lo que lleva a cuestionar si su cuerpo se convirtió en un vehículo de la norma patriarcal, con su esposo Kanye West como conductor designado.