Sociedad

Bad Bunny y el eco de la resistencia en Latinoamérica

A través de su último álbum, Bad Bunny rinde homenaje a la historia y la cultura de Puerto Rico y Hawái, abordando temas de opresión, despojo y resistencia. Con letras cargadas de simbolismo, el artista invita a reflexionar sobre la soberanía y la memoria colectiva de los pueblos, mientras denuncia la colonización y el impacto de la emigración en la identidad cultural.

Lola Rodríguez

La opresión imperialista que te obliga a elegir entre emigrar o quedarte en condiciones precarias.

“Aquí, nadie quiso irse, y quien se fue, sueña con volver.

Si algún día me tocara, qué mucho me va a doler”

Un barrio que, para lucir más bonito para los ricos, se despoja de su gente, de su historia, y se viste con lo que nunca fue suyo. Bad Bunny lo canta en su último álbum dedicado a Latinoamérica, por los que se van y por los que aún están. 

El álbum comienza con “EL CLúb” donde entierra una caja de recuerdos bajo la bandera de Puerto Rico. Una cultura enterrada en su propia tierra. Posteriormente, en el cortometraje del álbum se lo ve a él (Bad Bunny) anciano sacándola. Al abrirla, la nostalgia se enciende en sus ojos y le dice a su amigo el sapo Concho: “Hay que tirar fotos, preservar lo que está desapareciendo”. Concho mira con tristeza, él es una especie endémica en peligro de extinción por la urbanización.

Cada canción cuenta con lecciones y fragmentos de la historia de Puerto Rico, desde el colonialismo hasta el presente. Jorell Melendez-Badillo, el historiador detrás del álbum mencionó en una entrevista “Para Benito era bien importante porque parte de la idea de que la gente de Puerto Rico no conoce su propia historia.” Entre 2010 y 2018, se cerraron más de 700 escuelas en Puerto Rico. Pasando de tener 1515 escuelas públicas en 2007 a registrarse tan solo 815 en 2024. Además, del 2016 al 2022 se duplicó el porcentaje de niños sin educación, siendo el último registro del 39%.

En el video de “lo que le paso a Hawái” se cuenta la historia del sapo Concho ya que este sapo nativo de la isla también se encuentra en Hawái, llevado por los gringos al llevarse trabajadores puertorriqueños a trabajar en los campos agrícolas de allá.

“No suelten la bandera ni olviden el lelolai 

Que no quiero que hagan contigo lo que le paso a Hawái”

Cargado de compromiso social y político, nombra al archipiélago, lugar con su propio idioma en peligro de extinción y donde según datos del Censo de EE.UU. de 2020, sólo el 46% de nativos Hawaianos residen allí, como un próximo Puerto Rico. 

Hawái solía ser un reino unificado por Kamehameha I, con su propia cultura, idioma y costumbres. 

En el siglo XIX, llegaron misioneros estadounidenses a imponer el cristianismo y prometiendo riquezas por el azúcar y los Hawaianos cedieron tierras para su producción , pero los colonos pidieron más y terminaron desplazaron a los nativos.. Comenzaron a dominar la política y economía, ignorando a la monarquía. 

En 1893, la reina Liliʻuokalani intentó recuperar el poder, pero los yankees, con apoyo militar, dieron un golpe de Estado.

Hawái fue anexado a EE. UU., se prohibió el idioma Hawaiano y se impuso el inglés, difundiendo la idea de que los Hawaianos pidieron la anexión y modificando material histórico para justificarlo. Sin embargo, en 1993 el ex presidente Bill Clinton pidió disculpas públicas al archipiélago reconociendo la violencia y destitución sufrida.

Tanto Hawái como Puerto Rico han sufrido procesos de colonización similares, donde sus culturas y soberanías fueron desplazadas por intereses estadounidenses.

Volviendo al álbum, en su corto, un Benito mayor va a la panadería y lo atiende una extranjera, enfrentándose a una realidad ajena, incomprensible. Él solo quería el “quesito” de todos los días pero parece que ya ni los platos autóctonos quedan allí.

Saca dinero, pero el papel que había valido tanto, ya no tenía cabida en un futuro que no lo reconocía. Está por marcharse, cuando otro puertorriqueño paga su cuenta “Gracias por quedarte, seguimos aquí”. Al probar el quesito , la verdad se revela con la amargura de una sentencia: “Un quesito sin queso.” 

Una comida típica de la isla, usada como metáfora de la frase que causó tanto revuelo allí “Un Puerto Rico sin puertorriqueños” dichos del ex gobernador Ricardo Roselló donde lo pintaba como un futuro maravilloso.

Esa frase, convertida en grito de resistencia, estalló en las calles, desatando una ola de indignación que obligó a firmar la renuncia de un hombre que veía el futuro de sus tierras como el exilio de su pueblo.

El disco termina con “La mudanza” donde se escuchan frases como “Aquí, mataron gente por sacar la bandera”, una alusión a la ley mordaza de 1948 que para sofocar el movimiento independentista prohibió la portación de banderas de Puerto Rico. También la frase “pongan un tema mío el día que traigan a Hostos” Eugenio María De Hostos fue un profesor, filósofo, político, sociólogo y escritor puertorriqueño, que pidió antes de morir que no lo entierren en Puerto Rico hasta que no sea una República libre, por lo que sus restos se encuentran en República Dominicana.  

Para finalmente, cerrar con “De aquí nadie me saca, de aquí yo no me muevo.

Dile que esta es mi casa, donde nació mi abuelo

Yo soy de P fuckin' R.”

Los invito a escuchar este álbum cargado de simbolismos y referencias culturales que nos deja un sentimiento de resistencia y pasa por los géneros musicales de la isla como la salsa, el reggaeton, la trova y la plena, genero musical que llegó junto con la colonización y consistía en un “periódico cantado” donde los trabajadores esparcían las noticias musicalmente. 

“Debí tirar más fotos” logró el puesto N°1 en los Billboard 200 global y demostró porque Bad Bunny es uno de los artistas más influyentes de los últimos años.