
“¿Por qué está tan roto el mundo?” me preguntaba luego de los acalorados debates de domingo en familia. Ante eso, sabía que no podía quedarme sentado esperando. Soy Kevin, de Neuquén Capital, la provincia que más amo en el planeta. Desde chico participé de cuanta actividad fuera posible.
En primer año de secundaria me eligieron delegado y descubrí una de mis mayores pasiones: la organización estudiantil. Me involucré en los debates y en la defensa de derechos y descubrí que mi profesión tiene que estar ligada a la comunicación. Estamos atravesando una crisis comunicativa. Resolverla, dejaría un mundo más empático y ético.